SE DESCUBRIRÁ en
el día del ajuste final que Dios conocía a cada uno por nombre. Cada acción de
la vida tiene un testigo invisible. "Yo conozco tus obras," dice
Aquel que está "en medio de los siete candeleros." * El sabe qué
oportunidades han sido despreciadas, cuán incansables han sido los esfuerzos
del buen Pastor para buscar a aquellos que estaban desviados en sendas
tortuosas, y para traerlos a la senda de la seguridad y la paz. Repetidas
veces, Dios ha llamado a los que amaban los placeres, y ha hecho fulgurar la
luz de su Palabra a través de su senda, para que pudiesen ver su peligro y
escapar. Pero siguen adelante, bromeando mientras van por el camino ancho,
hasta que al fin termina su tiempo de gracia. Los caminos de Dios son justos y
ecuánimes; y cuando la sentencia sea pronunciada contra aquellos que sean
hallados faltos, toda boca quedará cerrada.
UN SERVICIO
CONSAGRADO
Sin fe es
imposible agradar a Dios; porque "todo lo que no es de fe, es
pecado."* La fe que se requiere no es el mero asentimiento a las
doctrinas; es la fe que obra por amor y purifica el alma. La humildad, la
mansedumbre y la obediencia no son la fe; pero son los efectos o frutos de la
fe. Tenéis todavía que alcanzar estas gracias aprendiendo en la escuela de
Cristo. No conocéis los sentimientos y los principios del cielo; su lenguaje es
casi un lenguaje extraño para vosotros. El Espíritu de Dios intercede todavía
en vuestro favor; pero tengo serias y dolorosas dudas acerca de si escucharéis
esa voz que ha estado suplicándoos durante años. Espero que la escucharéis, y
os volveréis y viviréis.
¿Os parece que es
un sacrificio demasiado grande el dar vuestras pobres, indignas personas a
Jesús? 112 ¿Preferiréis la desesperada servidumbre del pecado y la muerte, en
vez de que vuestra vida sea separada del mundo, y unida con Cristo por vínculos
de amor? Jesús vive todavía para interceder por nosotros. Esto debe provocar
diariamente gratitud en nuestro corazón. El que se da cuenta de su culpabilidad
e impotencia, puede venir tal cual es, y recibir la bendición de Dios. La
promesa es para aquel que la reciba por fe. El que es, a su propio juicio,
rico, honorable y justo, que ve como el mundo, y llama bueno a lo malo y malo a
lo bueno, no puede pedir y recibir, porque no siente necesidad alguna, por lo
tanto se va vacío.
Si os alarmáis
por vuestras propias almas, si buscáis a Dios diligentemente, él será hallado
de vosotros; pero él no acepta arrepentimiento a medias. Si queréis abandonar
vuestros pecados, él está siempre listo para perdonarlos. ¿Queréis entregaros
ahora? ¿Miraréis al Calvario y preguntaréis: "¿Hizo Jesús ese sacrificio
para mí? ¿Soportó la humillación, la vergüenza y el oprobio, y sufrió la cruel
muerte, de la cruz porque deseaba salvarme de los sufrimientos de la
culpabilidad el horror de la desesperación, y hacerme indeciblemente feliz en
su reino?" Mirad a Aquel que vuestros pecados atravesaron, y resolved.
"El Señor recibirá el servicio de mi vida. Ya no me uniré con sus
enemigos; no prestaré ya mi influencia a los rebeldes contra su gobierno. Todo
lo que tengo y soy es demasiado poco para consagrarlo a Aquel que de tal manera
me amó que dio su vida por mí, toda su persona divina por un ser tan pecaminoso
y errante." Separaos del mundo.
Bienaventurado
es aquel que escucha las palabras de vida eterna. Guiado por "el Espíritu
de verdad," será conducido a toda verdad. No será honrado, amado y alabado
por el mundo; pero será precioso a la vista del Cielo. "Mirad cuál amor
nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no
nos conoce, porque no le conoce a él."* 113
No hay comentarios:
Publicar un comentario