domingo, 30 de septiembre de 2012

La Dirección Divina - 25


JESÚS espera que todos los que profesan ser sus soldados le presten servicio. El espera que Ud. reconozca al enemigo y le resista, y no le dé confianza, traicionando así el cometido sagrado. El Señor le ha puesto en una posición donde puede ser elevado y ennoblecido, y estar constantemente adquiriendo idoneidad para su obra. Si no tiene estas calificaciones, Ud. solo tiene la culpa.
Hay tres maneras por las cuales el Señor nos revela su voluntad, para guiarnos y hacernos capaces de guiar a otros. ¿Cómo podemos distinguir su voz de la de un extraño? ¿Cómo podemos discernir su voz de la de un falso pastor? Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Santas Escrituras. Su voz se revela también en obras providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él andando en nuestros caminos, haciendo según nuestra voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no disciernan las cosas eternas y la voz de Satanás esté de tal manera disfrazada que sea aceptada como la voz de Dios.
Otra manera de oír la voz de Dios es por medio de las súplicas del Espíritu Santo, el cual hace sobre el corazón impresiones que se elaborarán en el carácter. Si está Ud. en duda acerca de algún asunto, debe consultar primero las Escrituras. Si empezó de veras la vida de la fe, se ha entregado al Señor, para ser completamente suyo, y él le ha tomado para amoldarlo según su propósito, a fin de que sea vaso de honor. Debe tener un ferviente deseo de ser manejable en sus manos, y de seguir donde quiera que le conduzca. Entonces confíe en que él realizará sus designios, y al mismo tiempo coopere con él obrando su propia salvación con temor y temblor. En esto Ud. hallará dificultad, hermano, porque no ha aprendido todavía por experiencia a conocer la voz del buen Pastor, y 157 esto le coloca en duda y peligro. Ud. debiera poder distinguir su voz.
EL EJERCICIO DE LA VOLUNTAD
La religión pura tiene que ver con la voluntad. La voluntad es el poder que gobierna la naturaleza humana, sometiendo todas las otras facultades a su dominio. La voluntad no es el gusto o la inclinación, sino el poder que decide, que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios, o para desobedecerle.
Ud. es un joven inteligente; desea ordenar su vida de manera que le haga idóneo para entrar en el cielo al fin. Se desanima con frecuencia hallándose débil en fuerza moral, esclavizado por la duda, y regido por los hábitos y costumbres de su antigua vida de pecado. Encuentra que su naturaleza emotiva le es infiel, y falta a sus mejores resoluciones, y a sus más solemnes compromisos.
Estará en constante peligro hasta que comprenda la verdadera fuerza de la voluntad. Puede creer y prometer todas las cosas, pero sus promesas o su fe no tendrán valor hasta que ponga su voluntad de parte de la fe y la acción. Si pelea la batalla de la fe con toda su fuerza de voluntad, vencerá.
A Ud. le toca entregar su voluntad a la voluntad de Jesucristo; y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión, y obrará en Ud. el querer y el hacer su beneplácito. Toda su naturaleza quedará entonces bajo el dominio del Espíritu de Cristo; y aun sus pensamientos le estarán sujetos. Ud. no puede dominar sus impulsos, sus emociones según lo desee, pero puede dominar la voluntad y puede realizar un cambio completo en su vida. Entregando su voluntad a Cristo, su vida quedará oculta con Cristo en Dios, y aliada al poder que está sobre todos los principados y potestades. Obtendrá de Dios fuerza que le mantendrá firme en su fuerza; y una nueva luz, aun la luz de la fe viva, le será posible. Pero su voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad de asociados por 158 medio de quienes Satanás está obrando constantemente para entramparle y destruirle.
¿No quiere Ud., sin dilación, ponerse en la debida relación con Dios? ¿No quiere Ud. decir: "Daré mi voluntad a Jesús, y lo haré en seguida, " y desde ese momento estar totalmente del lado del Señor? Desprecie la costumbre, y el fuerte clamoreo del apetito y la pasión. No dé a Satanás oportunidad de decir: "Eres un miserable hipócrita." Cierre la puerta de manera que Satanás no pueda acusarle así y desalentarle. Diga: "Quiero creer, creo que Dios es mi ayudador," y hallará que triunfa en Dios. Manteniendo constantemente la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará puesta en cautiverio a la voluntad de Jesús. Entonces encontrará que sus pies están sobre la roca sólida. A veces ello requerirá toda partícula de la fuerza de voluntad que posea, pero es Dios quien obra por Ud., y saldrá del modelamiento como vaso para honra.
Hable con fe. Manténgase de parte de Dios. No ponga el pie sobre el terreno del enemigo, y el Señor le ayudará. Hará por Ud. lo que Ud. no puede hacer por sí mismo. Como resultado vendrá a ser como un cedro del Líbano. Su vida será noble y sus obras se realizarán en Dios. Habrá en Ud. un poder, un fervor y una sencillez que lo harán instrumento pulido en manos de Dios.
Necesita beber diariamente en la fuente de la verdad, para poder comprender el secreto del placer y gozo en el Señor. Pero debe recordar que la voluntad es el resorte de todas sus acciones. Esta voluntad, que constituye un factor tan importante del carácter humano, fue en ocasión de la caída, entregada al dominio de Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre para expresar y ejecutar su propia voluntad, pero para completa ruina y miseria del hombre. Sin embargo, el sacrificio infinito de Dios al dar a Jesús, su Hijo amado, como expiación por el pecado, le habilita para decir, sin violar un solo principio 159 de su gobierno: "Entregaos a mí; dadme esa voluntad; quitadla del dominio de Satanás, y yo tomaré posesión de ella; entonces podré obrar en vosotros para querer y hacer mi beneplácito.'Cuando él nos da el ánimo de Cristo, nuestra voluntad viene a ser como su voluntad, y nuestro carácter se transforma para ser como el carácter de Cristo. ¿Es su propósito hacer la voluntad de Dios? ¿Desea Ud. obedecer las Escrituras? "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame."*
Uno no está siguiendo a Cristo a menos que se niegue a satisfacer las inclinaciones propias, y resuelva obedecer a Dios. No son nuestros sentimientos, nuestras emociones, lo que nos hace hijos de Dios, sino el cumplir la voluntad de Dios. Una vida de utilidad está delante de Ud., si su voluntad viene a ser la voluntad de Dios. Entonces podrá subsistir con la virilidad que Dios le dio, como ejemplo de buenas obras. Entonces ayudará a mantener las reglas de la disciplina, en vez de contribuir a quebrantarlas. Entonces ayudará a mantener el orden, en vez de despreciarlo, e incitar a la vida irregular por su propia conducta. Le digo en el temor de Dios: Yo sé lo que Ud. puede ser si su voluntad es puesta de parte de Dios. "Coadjutores somos de Dios."* Ud. puede hacer su obra para el tiempo y la eternidad de tal manera que resista la prueba del juicio. ¿Lo probará ? ¿Realizará un cambio completo? Ud. es objeto del amor y la intercesión de Cristo. ¿No quiere entregarse ahora a Dios, y ayudar a los que están puestos como centinelas para proteger los intereses de su obra, en vez de causarles tristeza y desaliento? 160

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