ME DUELE decir
que hay lenguas indisciplinadas entre los miembros de la iglesia. Hay lenguas
falsas que se alimentan de la maldad. Hay lenguas astutas y murmuradoras. Hay
charla, impertinente entrometimiento, pullas hábiles. Entre los amadores del
chisme, algunos son impulsados por la curiosidad, otros por los celos, muchos
por el odio contra aquellos por cuyo medio Dios ha hablado para reprenderlos.
Todos estos elementos discordantes trabajan. Algunos ocultan sus verdaderos
sentimientos, mientras que otros están ávidos de publicar todo lo que saben, o
aun sospechan de malo contra otros.
Vi que hasta el
espíritu de perjurio, capaz de trocar la verdad en mentira, lo bueno en malo,
la inocencia en crimen, está ahora activo. Satanás se regocija por esta
condición de los que profesan ser pueblo de Dios. Mientras muchos están
descuidando sus propias almas, buscan ávidamente una oportunidad de criticar y
condenar a otros. Todos tienen defectos de carácter, y no es difícil hallar
algo que los celos puedan interpretar para su perjuicio. "Ahora -dicen
éstos que se han constituido en jueces,- tenemos los hechos. Vamos a basar en
ellos una acusación de la cual no se podrán limpiar." Esperan una
oportunidad adecuada, y entonces presentan su fardo de chismes, y sacan sus
calumnias.
En su esfuerzo
para convencer, las personas que tienen por naturaleza una imaginación viva,
están en peligro de engañarse a sí mismas y a otras. Recogen expresiones
descuidadas de otra persona, no considerando que se pueden decir palabras
apresuradamente, y que, por lo tanto, no reflejan los verdaderos sentimientos
del que habló. Pero estas observaciones que no fueron premeditadas, y que con
frecuencia son tan triviales que no valen la pena de tenerse en cuenta, son
miradas a través del vidrio de aumento de Satanás, exageradas y repetidas,
hasta que un terrón se transforma 15 en una montaña. Separados de Dios, los que
sospechan el mal son juguetes de la tentación. Apenas conocen la fuerza de sus
sentimientos o el efecto de sus palabras. Mientras condenan los errores de
otros, los cometen mucho mayores ellos mismos. "El ser consecuente es una
virtud preciosa."
¿No hay que
observar ninguna ley de bondad? ¿Han sido los cristianos autorizados por Dios
para criticarse y condenarse unos a otros? ¿Es honroso, o aun honrado, el
arrancar de los labios de otro, bajo disfraz de amistad, secretos que le han
sido confiados, y luego perjudicarle por medio del conocimiento así adquirido?
¿Es acaso caridad cristiana el recoger todo informe que flota, desenterrar todo
lo que arrojaría sospecha sobre el carácter de otro, y luego deleitarse en
emplearlo para perjudicarle? Satanás se regocija cuando puede difamar o herir a
quien sigue a Cristo. El es "el acusador de nuestros hermanos." * ¿Le
ayudarán en su obra los cristianos?
Los ojos de
Dios, que todo lo ven, notan los defectos de todos, y la pasión dominante de
cada uno. Sin embargo, nos soporta a pesar de nuestras faltas, y se compadece
de nuestra debilidad. Ordena a sus hijos que tengan el mismo espíritu de
ternura y tolerancia. Los verdaderos cristianos no se regocijarán en la
exposición de las faltas y deficiencias ajenas. Se apartarán de lo vil y
deforme, para fijar su atención en lo atrayente y hermoso. Para el cristiano,
todo acto de censura, toda palabra de crítica o condenación, son dolorosos.
Siempre ha
habido hombres y mujeres que, profesando creer la verdad, no han conformado su
vida con su influencia santificadora; hombres infieles, que se engañan a sí
mismos, y se estimulan a sí mismos a pecar. Se ve incredulidad en su vida,
comportamiento y carácter; y este terrible mal obra como un cáncer.
Si todos los que
profesan ser cristianos empleasen sus facultades de investigación para ver qué
males necesitan 16 corregir en sí mismos, en vez de hablar de las faltas
ajenas, habría una condición más sana en la iglesia hoy. Algunos son honrados
cuando no cuesta nada, pero se olvidan de la honradez cuando la duplicidad les
trae más resultados. La honradez y la duplicidad no obran juntas en la misma mente.
Con el tiempo, o la duplicidad será expulsada, y la verdad y honradez reinarán
supremas; o, si se conserva la duplicidad, la honradez será olvidada. No pueden
andar de acuerdo; no tienen nada en común. La una es profetisa de Baal, la otra
es verdadera profetisa de Dios. Cuando el Señor recoja sus joyas, los veraces,
santos y honrados serán mirados con placer. Los ángeles se ocupan en
confeccionar coronas para los tales, y sobre esas coronas adornadas de
estrellas, se reflejará con esplendor la luz que irradie del trono de Dios.
Nuestros
hermanos del ministerio son demasiado a menudo recargados por el relato de
pruebas y juicios en la iglesia, y ellos hacen referencia con demasiada
frecuencia a dichas cosas en sus discursos. No deben animar a los hermanos de
la iglesia a quejarse unos de otros, sino a erigirse en espías de sus propios
actos. Nadie debe permitir que sus sentimientos de prejuicios y resentimiento
se despierten por el relato de los males ajenos; todos deben esperar
pacientemente hasta oír ambos lados de la cuestión, y luego creer únicamente lo
que se ven obligados a aceptar por los hechos escuetos. En todas las ocasiones,
el curso más seguro consiste en no escuchar un mal informe, hasta que se haya
seguido estrictamente la regla bíblica. Esto se aplica a algunos que han
trabajado ásperamente para sonsacar de los incautos cosas que no les
importaban, y cuyo conocimiento no les reportaba beneficio.
Por vuestra
propia alma, hermanos míos, tened ojos sinceros para gloria de Dios. Tanto como
sea posible, dejad al yo fuera de vuestros pensamientos. Nos estamos acercando
al fin del tiempo. Examinad vuestros motivos a la luz de la eternidad. Yo sé
que necesitáis 17 alarmaros; os estáis apartando de los antiguos hitos. Vuestra
así llamada ciencia está minando el fundamento de los principios cristianos. Me
ha sido mostrado el camino que con seguridad seguiríais si os apartaseis de
Dios. No confiéis en vuestra propia sabiduría. Os digo que vuestra alma está en
inminente peligro. Por causa de Cristo, escudriñad y ved por qué tenéis tan
poco amor por los ejercicios religiosos.
El Señor está
probando a su pueblo. Podéis ser tan severos y críticos con vuestro propio
carácter deficiente como queráis, pero sed bondadosos, compasivos y corteses
hacia los demás. Averiguad cada día: ¿Estoy yo sano en mi corazón, o es éste
falto? Rogad a Dios que os salve de todo engaño al respecto. Esto entraña
intereses eternos. Mientras que tantos están anhelando los honores, y ávidos de
ganancias, buscad, amados hermanos míos, la seguridad del amor de Dios y
clamad: ¿Quién me mostrará cómo asegurar mi vocación y elección?
Satanás estudia
cuidadosamente los pecados constitucionales de los hombres, y entonces empieza
su obra de seducirlos y entramparlos. Estamos en lo más recio de las
tentaciones, pero podemos vencer si peleamos virilmente las batallas del Señor.
Todos están en peligro. Pero si andamos humildemente y con oración, saldremos
del proceso de las pruebas más preciosos que el oro fino, aun que el oro de
Ofir. Si somos descuidados y no oramos, seremos como bronce que resuena y
címbalo que retiñe.
Algunos se han
perdido casi en las tinieblas del escepticismo. A los tales quiero decir: Alzad
vuestra mente de aquel canal. Aferradla en Dios. Cuanto más íntimamente la fe y
la santidad os liguen al Eterno, tanto más clara y resplandeciente os aparecerá
la justicia de su trato. Haced de la vida, la vida eterna, el objeto de vuestra
búsqueda.
Conozco vuestro
peligro. Si perdéis la confianza en los testimonios, os apartaréis de la verdad
bíblica. He temido que muchos tomarían una posición de duda, 18 y en mi
angustia por vuestras almas, quiero amonestaros. ¿Cuántos escucharán la
amonestación? En la forma en que ahora consideráis los testimonios, si alguno
contrariase vuestro camino, corrigiese vuestros errores, ¿os sentiríais con
perfecta libertad para aceptar o rechazar cualquier parte o el conjunto?
Aquello que os sentís menos inclinados a recibir, es la parte que más
necesitáis. Dios y Satanás no obran nunca en sociedad. Los testimonios llevan
el sello de Dios o el de Satanás. Un buen árbol no puede producir frutos
corrompidos, ni puede un árbol maleado llevar buenos frutos. Por sus frutos los
conoceréis. Dios ha hablado. ¿Quién ha temblado a su palabra?
Es el plan de
Satanás debilitar la fe del pueblo de Dios en los testimonios. Luego sigue el
escepticismo acerca de los puntos vitales de nuestra fe, las columnas de
nuestra posición; después la duda acerca de las Sagradas Escrituras, y
finalmente la marcha hacia la perdición. Cuando se duda y renuncia a los
testimonios que una vez se creían, Satanás sabe que los seducidos no se
detendrán en esto; y duplica sus esfuerzos hasta lanzarlos a la rebelión
abierta, que se vuelve incurable y termina en la destrucción. -
"Testimonies for the Church," tomo 4, p. 211.
La orden es: Id
adelante; cumplid vuestro deber individualmente, y dejad todas las
consecuencias en las manos de Dios. Si avanzamos adonde Jesús nos conduce,
veremos su triunfo, participaremos de su gozo. Debemos compartir los conflictos,
si hemos de llevar la corona de la victoria. Como Jesús, debemos ser
perfeccionados por el sufrimiento. . . Podemos andar seguros por la senda más
obscura, si nos guía la Luz del mundo.- "Testimonies for the Church,"
tomo 5, p. 71. 19
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