"OS RUEGO
por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo agradable a Dios, que es vuestro racional culto."*
En el tiempo del
antiguo Israel, los sacerdotes examinaban con ojo crítico toda ofrenda que era
traída como sacrificio. Si descubrían algún defecto, rechazaban el animal;
porque el Señor había ordenado que la ofrenda fuese "sin defecto."
Hemos de presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo a Dios; y ¿no debemos
de tratar de hacer la ofrenda tan perfecta como sea posible? Dios nos ha dado
todas las instrucciones necesarias para nuestro bienestar físico, mental y
moral; y a cada uno le incumbe el deber de poner los hábitos de su vida en
conformidad con la norma divina en todo particular. ¿Agradará al Señor
cualquier cosa que sea menos que lo mejor que podemos ofrecer? "Amarás al
Señor tu Dios de todo tu corazón."* Si le amamos de todo corazón,
desearemos darle el mejor servicio de nuestra vida, y trataremos de poner toda
facultad de nuestro ser en armonía con las leyes que hayan de favorecer nuestra
capacidad de hacer su voluntad.
Toda
facultad de nuestro ser nos fue dada para que pudiésemos prestar servicio
aceptable a nuestro Hacedor. Cuando, por medio del pecado, pervertimos los
dones de Dios, y vendimos nuestros poderes al príncipe de las tinieblas, Cristo
pagó un rescate por nosotros, a saber su propia preciosa sangre. "Por
todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, mas para aquel que
murió y resucitó por ellos."* No hemos de seguir las costumbres del mundo.
"Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de
vuestro entendimiento."* 171
No hay comentarios:
Publicar un comentario