Como pueblo
estamos tristemente destituidos de la fe y el amor. Nuestros esfuerzos son por
demás débiles para el tiempo de peligro en que vivimos. El orgullo y la
complacencia propia, la impiedad e iniquidad, por las cuales estamos rodeados,
influyen sobre nosotros. Pocos se dan cuenta de la importancia que tiene el
rehuir, en cuanto sea posible, todas las relaciones que contrarían la vida
religiosa. Al escoger su ambiente, pocos dan la primera consideración a su prosperidad
espiritual.
Ciertos padres
acuden con sus familias a las ciudades, porque se figuran que es más fácil
ganarse la vida allí que en el campo. Los niños, no teniendo nada que hacer
cuando no están en la escuela, obtienen una educación callejera. De sus malos
compañeros, adquieren costumbres viciosas y disipadas. Los padres ven todo
esto, pero requeriría sacrificios corregir el error, y permanecen donde están,
hasta que Satanás domina por completo a sus hijos. Mejor es sacrificar
cualquiera, y aun toda consideración mundanal, antes que hacer peligrar las
preciosas almas confiadas a vuestro cuidado. Serán asaltadas por tentaciones, y
debe enseñárseles a hacerles frente; pero es vuestro deber cortar toda
influencia, quebrantar todo hábito, romper todo vínculo que os priven de la
posibilidad de confiaros en la forma más libre, abierta y cordial a Dios
vosotros mismos y vuestra familia.
En vez de la
ciudad atestada, buscad algún lugar retirado donde vuestros hijos estén, en
cuanto sea posible, protegidos contra la tentación, y allí preparadlos y
educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera así las causas que
condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma: "Soberbia, hartura de
pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano
del afligido y del menesteroso." * 46 Todos los que quieren escapar a la
suerte de Sodoma, deben rehuir la conducta que atrajo los juicios de Dios sobre
aquella ciudad perversa.
Hermanos míos,
estáis despreciando los requerimientos más sagrados de Dios, al descuidar de
consagraros vosotros mismos y vuestros hijos a él. Muchos de vosotros estáis
confiando en una falsa seguridad absortos en intereses egoístas, y atraídos por
tesoros terrenales. No teméis mal alguno. El peligro os parece lejano. Seréis
engañados, seducidos, para vuestra ruina eterna, a menos que despertéis, y con
penitencia y profunda humillación volváis al Señor.
Vez tras vez, la
voz del cielo se ha dirigido a vosotros. ¿La obedeceréis? ¿Escucharéis el
consejo del Testigo fiel, en cuanto a buscar oro afinado con fuego, vestiduras
blancas y colirio? El oro es la fe y el amor, la vestidura blanca es la
justicia de Cristo, el colirio es aquel discernimiento espiritual que os habilitará
para ver las trampas de Satanás y rehuirlas, para discernir el pecado
aborrecerlo, para ver la verdad y obedecerla.
El mortífero
letargo del mundo está paralizando vuestros sentidos. El. pecado ya no os
parece repugnante, porque estáis cegados por Satanás. Los juicios de Dios están
por derramarse sobre la tierra. "Escapa por tu vida," es la
advertencia de los ángeles de Dios. 47.
No hay comentarios:
Publicar un comentario